Los delirios de grandeza de doña Casta (esposa de don Casto) y de sus hijas Charito y Totó, llegan al extremo de encerrarse en casa, a cal y canto, para hacer creer a los vecinos que están de vacaciones. Esta idea les llevará a mentir constantemente. Cuando llegan don Fernando y doña Laura, los padres argentinos del novio de Totó, don Casto y su esposa se harán pasar por criados de si mismos